Los lentes de contacto constituyen una alternativa para mejorar o corregir problemas visuales, aunque también suelen usarse con fines cosméticos o estéticos. Sin embargo, estos dispositivos ameritan ciertos cuidados para su durabilidad y desinfección, propiciando con ello una óptima salud visual. Para ello es necesario tomar en cuenta una serie de consideraciones o trucos para limpiar, colocar o quitar los lentes.
¿Cuáles son los mejores trucos para conservar tus lentillas en buen estado?
Aunque la conservación de los lentes perfectamente limpios y desinfectados no es cosa de truco sino de hábitos, hay ocasiones en que las circunstancias nos llaman a ser ingeniosos para evitar que se dañen los pupilentes.
Por ejemplo, saliste de viaje de improviso y olvidaste el kit de limpieza que comprende la solución limpiadora, la solución desinfectante y el estuche.
La solución limpiadora indicada por tu contactólogo o médico oftalmólogo es el mejor producto para llevar a cabo una buena limpieza del lente de contacto; sin embargo, puede que no la tengamos a mano y nos urja limpiarlos. ¿Qué podemos hacer?
Puedes preparar una solución limpiadora casera hirviendo una pequeña cantidad de agua (aproximadamente 100 mililitros de agua o medio vaso) a la que le has añadido media cucharadita o 7 gramos de sal común. Déjala enfriar hasta que alcance una temperatura ambiente. Recuerda que esta solución es eventual e inestable, por lo que una vez que hayas limpiado cada lentilla deberás desechar el resto.
Ahora bien, ¿cómo suplirás el estuche o caja portalentes? Una buena opción es utilizar dos pequeños recipientes de vidrio previamente esterilizados, identificados (Derecho – Izquierdo) y con su correspondiente tapa.
Son muchos los medicamentos que vienen en este tipo de envase, por ejemplo, la penicilina inyectable. Solo que debes tener la precaución que la boca del frasco sea lo suficientemente ancho de manera que pueda entrar o salir fácilmente el lente de contacto.
Trucos para la colocación de los lentes de contacto
Para muchos es más angustiante no identificar el lado correcto del lente. Pero calma, hay una forma muy buena de saberlo: Colócalo en la punta de tu dedo índice y observa si tiene forma de copa. Si alcanza dicha forma está en la posición correcta de colocar el lente, en caso contrario solo tendrás que invertir su posición.
Otra manera es que si los bordes estén hacia afuera o arriba, pasa el dedo en el borde si esta liso o blando esta al derecho, si lo sientes rugoso o áspero esta al revés.
Otro truco muy apreciado por quienes usan lentes de contacto pero no tienen suficiente práctica está relacionado con la forma correcta de ponérselos. Algunos se debaten entre si es el dedo que va al ojo mientras se miran al espejo o es la cara que desciende hasta el dedo que espera con el lente de contacto en la punta.
Para no caer en este dilema recurre a este procedimiento: Antes de colocar el lente inclina la cabeza levemente hacia adelante; con el dedo medio de su mano dominante tirar del párpado inferior hacia abajo y con el dedo índice toma y coloca el lente dentro del ojo, Finalmente, gira el ojo en forma circular hasta que se acomode la lentilla.
Para quitar el lente de contacto también hay un buen truco: Desplaza el lente con tu dedo índice desde el centro al lagrimal, un leve pellizco con la punta de los dedos y listo, ya está capturado para ser desinfectado y guardarlo.
Vas a necesitar otro truco si te has quedado dormido y no puedas quitártelo. Es decir, ¡Se quedó pegado a tu cornea! En primer lugar, debes comprender que eso sucede porque mientras estás dormido no produces lágrimas, así que el lente se deshidrata y por la presión del parpado superior tiende a pegarse.
Por consiguiente, para despegar la lentilla el truco está en rehidratarla y con un par de gotas de lágrimas artificiales será suficiente. Esto equivale a que no intentes retirarte los pupilentes hasta que tengas a mano esta solución, porque en caso de intentarlo puedes provocarte una herida en la córnea.
En caso de que se te haya caído el lente, el truco consiste en evitar pisarlo. Por lo tanto, no te muevas hasta que no estés seguro que el lente no cayó cerca de tus pies. La medida acertada acá es ir ampliando el radio de búsqueda, empezando por el rostro, pues no es extraño que en su desplazamiento el lente de contacto tienda a pegarse a la mejilla justo debajo del ojo.